El Corazón Divino ardiente en el Presente
Alguna vez vi un arbusto de romero, este parecía una gran fogata que procedía de la tierra. Desde entonces tengo esa ligera imaginación con el romero, verlo como fuego. Aún que no puedo negar que su aroma tiene esa misma sensación: fuerte y transformador. En exceso puede sofocarte, muy poco puede darte un ligero calorcito, pero encontrando su punto exacto puede llevarte a lugares extraordinarios. Este candor es muy distinto al de su hermana la menta. El candor de la menta es un candor que despierta, que refresca. Con un poco puede traerte de vuelta al presente. Como ese pequeño soplo de aire frio que se cuela en la nuca, camina por la espalda y despierta todos tus nervios, dándote una ligera caricia para despertar de ese sueño en el que nos metemos día tras día por la vida cotidiana que hemos decido vivir.
La Esencia Ancestral contiene romero, que como el fuego llega al corazón, y menta, que trae a la Menta al Presente. Pero no somos solo Corazón y Mente, también somos Divinidad, es por lo que nuestra Esencia Ancestral brinda el destello de la Mirra, para recordarnos la Luz viva en nosotros.
Un solo roció de la Esencia Ancestral sobre el cuerpo conecta todo lo que soy en este momento, despertando mi Corazón Divino, el cual arde en el presente.
¿Qué hace que tu corazón arda?